Cuando la gota de vino rebalsó la copa de las mentiras color azul, fue cuando las magnolias descubrieron las farsas que el tan triste emperador había cometido.
No habrá ningún otro reflejo suyo merodeando por este entorno macabro en el que sus pecados causen un momento de locura.
El corazón oscuro de sus demonios negociantes de malas intenciones entibió el ambiente, haciéndolo parecer que nada había ocurrido, para mantener sus presencias en secreto hasta que otro eco de ayuda de piel egoísta los llame.
El pueblo tembló al enterarse del fallecimiento de su gran superior.
Murieron decenas de privilegiados que quedaron acumulados en la puerta del salón real, en donde todavía guardan el sagrado deseo de vivir de nada al escuchar ese canto infernal.