miércoles, 30 de octubre de 2019

Transformaciones

Para descubrir algo como eso sin caer en la locura, era alguien con un pensamiento realmente agudo. El fluido rojo confesaba el crimen tan escandalosamente que era casi como si hablara. Pero eso no lo hizo saltar sobre el roto cuerpo que ahora soñaba para siempre.
Con el corazón partido y ahora también muerto, rompía durante las noches las fotos con ella para no creer nunca más en la felicidad. ¿Cómo podría ser que el amor de su vida era la asesina de su hija?

miércoles, 23 de octubre de 2019

Bailarina

Libertad. Eso sentía con cada pirueta, cada paso, cada salto, cada ritmo. La bailarina que desde niña supo que eso la llenaba de vida y si alguna vez lo dejaba, todo sería de lo más insípido y confuso.
Cualquier estilo era el perfecto, desde los clásicos hasta los urbanos, desde el jazz hasta la salsa, desde el tango hasta la acrobática. Quién pensaría que en cuestión de segundos todo se derrumbaría para ella.
La competencia más importante a nivel global había comenzado, y toda la atención y expectativa estaría puesta en su número. Ella se preparaba en su camarín, su vestido rojo brillante hasta el comienzo de los muslos danzaba junto con ella cuando movía sus delicados pies conforme la pista de jazz sonaba. Estaba más nerviosa de lo normal, ya que entre el jurado se encontraba el padre de su novio, y era al que más quería sorprender y hacer que sintiera orgullo. Había preparado un acto impresionante, con telas y cambios de luces maravillosos. Estaba dispuesta a darlo todo por llevarse la medalla y el mayor aplauso de la Historia.
Su nombre sonó en los altavoces del estadio y el público se revolucionó en aplausos y vitoreos. Ella respiró profundamente y salió de su camarín con una sonrisa y mucha determinación. Subió al escenario y, mientras esperaba el comienzo de su canción, preparó su pose para empezar. El primer acorde sonó, y con un sutil movimiento de cabeza se acomodó en la coreografía. Abrió los ojos y su rostro tranquilo cambió inmediatamente para poder darle más significado a su danza. Y así, empezó a realizar su magia. Todos estaban impresionados, algunos hasta lágrimas soltaban de lo placentero que era verla bailar.
Se aproximaba el momento del truco máximo, ella saltaría a la tela de color anaranjado y daría vueltas y vueltas como si trazara círculos a su alrededor. Se preparó para saltar, corrió con impulso y se sostuvo de la tela. Sería maravilloso decir que todo salió bien, pero no fue así. El sudor de sus manos debido al nerviosismo y presión que se adjudicó la hizo resbalar de la tela la cual se encontraba a una altura considerable. Todo fue cuestión de segundos, demasiado rápido. 
Cayó de costado sobre una de sus muñecas y sus rodillas. El dolor la dejo casi inconsciente. Todos en el público dieron un respingo a coro, tan fuerte que se oyó por encima de la música. Su madre y su novio, que se encontraban en el público, corrieron a socorrerla. 
"¡Liz! ¡Liz, ¿Me escuchas?!", gritaba su novio con desesperación. Hasta su suegro se paró de la mesa del jurado para comprobar el estado de la joven. Lo demás fue sencillo, pero agotador. Llamaron a la ambulancia, la cual vino al instante. Los medios ya tenían su portal para el día siguiente y la competencia se había cancelado. Ella iba en la camilla y soñaba, en su inconsciencia, que ganaba el campeonato y el padre de su novio besaba su sien con orgullo y alegría. 
Abrió los ojos lentamente, la luz la cegó. Vio al médico a su derecha tomando unos apuntes. Este le contó lo que había sucedido y le dijo lo peor: sus dos rodillas estaban quebradas y uno de los ligamentos cruzados se había desgarrado. Podría recuperarse, pero su rehabilitación sería larga. 8 años para ser específicos. Ella vio su mundo derrumbarse ante sus ojos, e intentó imaginarse 8 años de su vida sin mover su cuerpo conforme una melodía sonase. No podía. No tenía esa fuerza. 
Su novio fue a verla poco después. Le llevó regalos y sus medallas ganadas. Le dijo que sea fuerte y que él siempre iba a estar para ella. La joven bailarina no quería escuchar nada acerca de la rehabilitación y había decidido no hacerla. Pero el muchacho, sabio, le dijo lo que pasaría si llegase a no hacer la rehabilitación. Los 8 años se convertirían en un "nunca", y sus ganas de más se irían desvaneciendo hasta quedar absolutamente nada. 
"8 años no es una vida" le dijo. "Sé que es demasiado. Pero piensa en el después. Cuando vuelvas, la alegría de tus admiradores, las palabras de los medios. Serás la bailarina que nunca se rindió y que siempre veló por su sueño. La que con su perseverancia llegó aún más alto de lo que se podría imaginar. Serás una leyenda, y todos, absolutamente todos, estaremos orgullosos de ti". 
Entre lágrimas, ella lo besó y le agradeció. La fuerza que le brindaba él y su madre era lo que siempre la mantenía de pie. Vio a futuro y pudo verse a ella bailando incluso mejor que antes y con toda la pasión que podría haber en su ser. Pero eso sólo ocurriría si ella ponía de sí. Decidió comenzar la rehabilitación lo antes posible.