Me encuentro sentado en una silla en el patio de mi casa. Tengo la mirada perdida y mis labios besando un cigarrillo. Tengo un hueco en el pecho debido a que estoy recordando mi pasado, mis amigos, familiares y momentos inolvidables. Entro a mi casa otra vez, abro un cajón y encuentro un dibujo destruido, memorias empiezan correr por mi cabeza acerca de cuando era niño. Este era un dibujo frustrado que nunca pude terminar. Por la calle puedo ver la falsa simpatía de la gente conmigo solo por ser viejo. El televisor en el living tan desgastado e inútil, sin electricidad y mi radio a todo volumen con noticias innecesarias que solo me provocan desagrado. Me topo con una vejez que tengo que afrontar. Deprimido en mi cama solo puedo ver el montón de diarios que estuve apliando y la flor que mi esposa plantó antes de fallecer.
De pronto escucho golpes en mi ventana, voces gritándome desde afuera y manos aplaudiéndome. Solo sé que todo esto va a ocurrir cuando ya me empiece a quedar solo...