sábado, 30 de septiembre de 2017

Do not open

Ahí estaba ella.
Ella era un desastre...
Podía provocar un terremoto donde vaya.
Cualquier cosa puede desatar su carácter.
Porque era así, todo provocaba un huracán.
Ella vivía con los recuerdos latentes en su cabeza.
Y eso la consumía.
Y eso la destrozaba,
lentamente.
Pero así era ella,
un desastre original
sin principio ni final.
Era creativa.
Y solo escribía.
Y escribía.
También se pintaba
a sí misma,
de a ratos.
Cambiaba los colores
a cada rato.
Porque ninguno le convencía.
Colores fuertes. Colores claros.
Era cambiante (como habrán notado).
Sí. No. Sí. No. No sé...
Nunca estaba segura de sí misma.
Porque tenía una pésima autoestima.
Si una persona se dice a sí misma
desastre, no hay mucho que explicar.
Para olvidarse de eso,
se envolvía en historias que otros cuentan
pero nada podía decir de las que cuenta ella.
Vivía con fantasmas dle pasado.
Caminaba por ahí con ellos al lado.
Por un momento
quiso hundirse en el mar,
pero logró salir a nadar.
Sus alas estaban rotas.
Pero tú no lo supiste notar.
Porque ella era fuerte.
Y tenía ese pie que pisaba fuerte.
No se rendía. Dios, ella no se rendía.
Y con la música ella iba y venía.
Ella era imparable. Un desastre imparable.
Era yo.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Renovarse

Renovarse es necesario
más cuando lo hacés improvisado.
Liberarse es imprescindible
más cuando tu mente te lo pide.
Dejar atrás lo tóxico es genial
porque al fin y al cabo sentís que volás.
Cuando la incomodidad afecta tu forma de ser
entendés que es necesario cambiar de una vez.
Y cuando te das cuenta de que el pasado ya fue
es cuando comenzás a armar tu futuro a fe.
Siempre pensando que
si no hubiera sido necesario
esto nunca habría pasado.

martes, 26 de septiembre de 2017

Poema de las 2 a.m.

Y nos quedamos así
abrazados
hasta que tu mundo
y mi mundo
se fusionaron
creando un
nuevo mundo
donde nosotros
éramos el
centro
lo éramos
todo.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

El "amor"

La serpiente avanza lentamente, sin embargo, nunca llega, lejos, lejos, siempre lejos, aunque no te muevas nunca llega.
Las ideas invaden tu mente una tras otra; nunca buenas, todas inútiles, llenan tu cabeza para nada, peleando por ponerse una delante de la otra, como si hubiera un foco que las iluminara.
Tratás de pararlas, es más difícil de lo que parece.
Construís una barrera.
Silencio y una eterna oscuridad es todo lo que queda.
La nada, un vacío sin fin.
Un siseo resuena en tu oído; no sabés cuándo; pero la serpiente sube a tu mente, traspasa el muro sin esfuerzo alguno.
Comienza a infectar todos los rincones sin llegar a un final.
No escapás o te resistís, dejás que tu cabeza se siga corrompiendo.
La serpiente se vuelve cada vez más parte de vos.
No sabés dónde terminás vos y dónde comienza ella.
Ambos sienten cierta exaltación ante esto.
Un cambio. Algo nuevo.
"Mamá me lo advirtió", recordás todas las veces que la ignoraste.
Ya no te daba igual, es un cambio que exige ser reconocido.
Nadie te advirtió lo suficiente.
Nadie te informó el cómo te afectaría.
Fue como un huracán para el que no estabas preparado.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Chica de oro

Este es un día.
Esto se siente como un sueño. Uno malo, tipo pesadilla.
No es fatal, pero se siente feo. Es como que por cada acción nuestra, hay una palabra menos en su boca. Como si se alejara cada vez más, borrosa a mi vista, deslumbrante ante los demás. No se si entienden. Es difícil de explicar. Bah, es difícil sin llorar, sin sufrir, sin sentir algo.
Se la ve desde la acera contraria riendo, disfrutando. Se ve que nuestra presencia no le es útil.

Este es otro día.
Su cara es azul. Azul tristeza, de manera metafórica. No es feliz, se le nota. Por más que intente y piense que tiene encantado al curso, no es así.
Sólo proyecta lo que quiere, y no quién es.
Sólo proyecta lo que otros prefieren ver, no lo que ella ama ser. Tal vez, remotamente tal vez,algún día el cielo azul la reconozca. Tal vez la sienta, tal vez vea que sí, es ella.
Cambiada. Rota. Azul, pero ella. La luz como mil antorchas iluminará su cara, y la verá a través de esa máscara social.
Esa máscara asquerosa, que solo a aquellos carentes de sentimientos y realidad, que sólo a aquellos hipócritas podrá engañar.
Pero no a nosotros. Inapelablemente, así será. Otros se comerán el cuento, y, con el tiempo, la comerán a ella.
Hasta que no quede nada auténtico,
hasta que lo único que le quedará será su máscara, sus tristes, casi acalladas lágrimas, y el vaso de una joda de ayer.