viernes, 18 de septiembre de 2015

Redball

Estaba en el parque, enfrente de la casa de mis primos chetos, cuando avisté a uno de ellos, el menor, que venía por la vereda de enfrenet con una pelota en la mano. Pasé por su lado y le pregunté por qué no picaba esa pelota, así una llama de vida se prendería en su interior y algo interesante ocurriría en su solitario y extraño mundo, enjambrado con fantasías y sueños, los cuales nadie nunca alborotó en lo más mínimo, ya que no reunieron el valor suficiente y por ello no lo hacían, o simplemente porque no pudieron.
Ese intratable chico ya me debía desde tiempo atrás el cumplimiento de una promesa, una promesa que sería la puerta para que muchos vean de otro modo al huraño y a su insípida forma de vida.
Él, silencioso como de costumbre, y yo, la insensata de siempre, cortamos la conversación.
su miedo a que esa simple e insignificante pelota se pinchara recibía la atención constante de los desconocidos.
El estado del chico llegaba hasta el punto de la paranoia.
Esa bola de goma roja tenía algo especial que notoriamente había cambiado la vida de mi primo por completo, en la cual hubo, hasta la última vez que lo vi, un tenue pero salvaje color.
Él había madrugado esa mañana. Seguramente fue a una de esas maravillosas convenciones frikis. En cierto punto, hasta yo pincharía su burbuja.
Así esta se abriría y mi ingenuo primo caería, de una vez por todas, en el mundo real.
Que él fuese, en algún punto, del todo normal, siempre me pareció algo imposible. Sin embargo, al verlo ahora, en persona, luego de todos esos años que no lo hacía, esa esperanza ya no me parecía tan lejana.
Era el momento de hacer cumplir su promesa.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Cajita musical

Era de mañana, lo sabía, el fuerte sol iluminaba mi rostro. Me levanté del manto al que llamaba cama y salí de los cartones a los que les decía casa. Era otro día donde no tenía para comer, otro día en el cual tendría que robar para sobrevivir. Me pregunto qué pensarían mis padres si me vieran así en estos momentos, seguramente estarían decepcionados, ya que su querida niña, la que criaron con tanto cariño, robaba. Pero no servía de nada pensar en estas cosas ya que ellos no podrían verla más. Ellos murieron asesinados por el emperador, ese hombre que algunos alababan pero yo creía que era alguien repugnante.
Mientras, caminaba por el bazar para ver si había alguien lo suficientemente distraído para robar. Nadie, el lugar estaba vacío, no podía tratar de conseguir algo. Mi estómago rugió por el hambre, era lógico, luego de no comer por tres días. Tuve que utilizar mi último recurso, algo que solo usaba en momentos desesperados, el baile. Y comencé a bailar como solía hacerlo cuando mis padres seguían con vida, pues ellos me habían enseñado todo lo que sabía.

*    *    *

La gente se acumulaba alrededor de ella, nunca habían presenciado un baile tan hermoso, era como si un hechizo estuviera sobre ellos. Pero el Imperio estaba en una situación económica difícil, pues el emperador se llevaba todo con los impuestos. La chica no logró conseguir demasiado pero era suficiente para comprar algo para alimentarse.
Mientras caminaba sintió a alguien sujetándole el brazo y le taparon los ojos. Y en ese momento, todo se volvió oscuro.

Cuando recuperó la conciencia, todavía no podía ver nada y sentía cómo sus brazos y piernas estaban atados.
- ¿Conseguiste algo bueno? - escuchó a alguien, posiblemente hombre por su voz grave y rasposa, preguntar.
- No, solo a esta chica, aunque no es muy bonita - habló otra voz.
Ella trató de gritar por ayuda, pero había un detalle del que no se había percatado: estaba amordazada.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Voces sin rostro

Había una vez, en medio de la Segunda Guerra, una pequeña muñeca. Siete años tenía ella y le encantaba jugar, más con su hermano, el extraño cazador oculto, uno de los más hábiles del lugar. Familia no tenían, más que el gato negro de la esquina, un felino tan ruidoso que, a mitad de la noche, su grito de guerra podías escuchar. Siempre hambrientos los hermanos estaban, ya que sólo comían y bebían lo poco que encontraban. Ellos siempre ignorados, al costado de la sociedad. Eran voces sin rostro que nunca nadie iba a escuchar. Hasta el 27 de septiembre, un hermoso día de primavera en que un carro nupcial paró enfrente de ellos. Una adorable pareja bajó y los miró desde la cabeza a las pantorrillas. Les pidieron que vivieran con ellos sin nuevas complicaciones cada día.
- He resucitado - dijo el hermano mayor al ver que los dos un nuevo hogar tendrían.
La pareja lo miró por la rara expresión que el joven había usado.
La mujer y el hombre se pusieron a discutir, ya que pensaban en un nombre propio para cada uno de sus nuevos hijos.
Los niños subieron al auto y a su nuevo hogar llegaron. Muy felices de por fin en una familia haber estado.

martes, 15 de septiembre de 2015

El asesino de la Gran Manzana

Había una vez en un oscuro callejón de Manhattan, Nueva York, un cuerpo en descomposición. Este le pertenecía (o le había pertenecido) a un cazador oculto que había sido encontrado. Se hacía llamar "Gato Negro" y trabajaba con los terroristas de la zona asesinando personas.
Cuando estas lanzaban su último grito, su último grito de guerra, era cuando él había cumplido su función. Él los masacraba. Uno de sus casos más conocidos había sido cuando había comido la carne de ese hombre y bebido su sangre.
Se hallaba de costado cuando agonizaba recordando las voces sin rostro de sus víctimas.
La policía pasó, incluso un carro nupcial, pero su muerte seguía pasando desapercibida.
No había salida, sus pantorrillas estaban amarradas juntas imposibilitándole el movimiento; en ese momento no tenía idea de las nuevas complicaciones que vendrían.
"He resucitado", dijo con sus últimas fuerzas, "porque mi muerte anterior fue mi vida, y esto que ha pasado mi descanso, que acabará pronto, y me traerá de vuelta".
Y así fue como Hugh Walker, su nombre propio, el asesino de la Gran Manzana, se despidió para ¿alguna vez volver?

lunes, 14 de septiembre de 2015

El sol brillo...

El sol brillo. Me levanté más cansada que cuando me acosté, uno diría que cuando se duerme se recuperan energías. Pero la verdad es que yo soy inmune a la energía, por eso tengo una alegría ficción para que la gente no se de cuenta de mi sonrisa falsedad.
Algunas personas dirían que tengo mente audacia por crear algo que no es; por ejemplo, este texto no es verdad, lo está escribiendo una chica normal con una fuerza inutilidad para encajar cada palabra, puede que esto solo lo lleguen a leer menos de cinco personas, a lo mejor este texto termine en un lago infinitud o en un mar abundancia.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Cómo guiñar un ojo (para principiantes)

Un guiño es una expresión facial hecha con un breve cerrar de ojo.
Guiñar un ojo no es tarea fácil. ¿Qué se necesita? Lo primero: un par de ojos (aunque si son más de dos también es posible realizarlo); por ende, es necesario ser poseedor de una cara. Si no la tienes, lamento decirte que estas instrucciones no van a servirte, a menos que tengas tus ojos situados en otro lugar de tu cuerpo. Aunque esto sería raro. Como sea. Para guiñar un ojo debes lograr juntar y separar rápidamente el párpado superior e inferior de un ojo mientras el otro permanece abierto.
Para guiñar un ojo, lo primero que debes hacer es relajar tu rostro. Luego, tienes que concentrarte muy bien (escuchar música épica de fondo ayuda).
Para el siguiente paso es muy importante no equivocarse. No puedes cerrar ambos ojos. El guiño consiste en presionar uno. Solo debes juntar y separar rápidamente el párpado superior e inferior de uno de tus ojos mientras el otro permanece notoriamente abierto.
Por último, sólo ten cuidado de dónde realizas esta acción, ya que si lo haces en un lugar equivocado corres riesgos de recibir una respuesta un poco incómoda o dolorosa.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Recuerdos

Michael tomó asiento en la alfombra de su pequeño balcón y suspiró.
Las cosas habían cambiado.
No podía seguir así. No de esa forma.
Necesitaba irse de ese lugar. Escapar. Una nueva vida. Un nuevo comienzo.
Dejarlo atrás.
A él.
Al posible amor de su vida.
Esbozó una melancólica sonrisa. Lo extrañaba. Mucho.
Lo amaba tanto.
Aún recordaba cuando salieron por primera vez.
En esa noche fría de invierno, azul como sus ojos. Un azul tan profundo como el océano, tanto, que podía perderse en ellos.
Y sus rubios cabellos, tan rubios como la luna y las estrellas en ese momento.
Con la nieve cubriendo la mitad de sus piernas, habían danzado hasta el amanecer.
Incluso se habían besado, y un torbellino de mariposas se había instalado en su estómago.
La sensación perduraba.
Aún podía sentirlo. Ahí, a su lado, abrazándolo suavemente y susurrándole cosas bonitas, "te quiero" infinitos.
Tragó sus lágrimas, y, con un nudo en la garganta, trató de apartar esos recuerdos.
Debía irse.
Ahora.
No había tiempo para despedidas.
Tenía que dejar atrás esa ciudad, y a ese rubio de ojos azules como la noche misma.

viernes, 11 de septiembre de 2015

La ruleta

Había una vez un bello simio llamado Umpalumpa, el cual quería ser un futuro cazador oculto, y así enorgullecer a su familia.
Tomó a su mascota, un escuálido gato negro, y salió de su casa rumbo a una aventura. Pero antes de hacerlo, tenía que cumplir con un rito, una tradición que se había hecho desde hacía siglos en su familia. Se subió a una roca y lanzó lo más fuerte que pudo un profundo grito de guerra.
Y así, se despidió de su hogar para comenzar con la travesía.
Era de noche, no había comido ni bebido desde que salió de su casa.
La noche lo cubría todo, la luna no había salido y las estrellas, en un vago intento de iluminar el cielo, brillaban cual diamantes.
Nuestro simio se acostó de costado sobre el frío suelo para tomarse una ligera siestita y luego seguir con su rumbo.
De repente, voces sin rostros surgieron de la oscuridad, hablando de una tragedia, de una masacre y de un extraño carro nupcial.
El cuerpo de Umpalumpa comenzó a prenderse fuego, desde la cabeza hasta las pantorrillas, pero extrañamente no los pies.
Estas nuevas complicaciones en su aventura no ayudaban mucho. Sin embargo, su gato, Cherry, soltó un grave maullido, al cual una voz se interpuso.
Esa estruendosa vocecita gritaba constantemente: "¡He resucitado! ¡He resucitado!"
Temeroso, Umpa tomó su cabeza entre sus manos. Asombrosamente, la voz se calló, pero su dedo índice comenzó a hacerle cosquillas.
El simio miró su mano derecha. En uno de sus dedos se había formado una pequeña cara.
- Hola - dijo Umpa, con miedo en su interior.
La cara cerró sus ojos.
- Me das escalofríos - continuó el simio -, pero a la vez ternura, así que te llamaré Gorgopichu.
Gorgopichu frunció el ceño, evidentemente molesto.
- ¡Hey! - exclamó la cara - Tengo nombre propio.
- ¿Y cuál es? - le preguntó.
En ese preciso momento la extraña cara de su dedo comenzó a brillar y a largar fugaces chispas que explotaban en pequeños fuegos artificiales que despedían brillantina.
La luz era tan llamativa e incandescente que el simio tuvo que cerrar sus ojos.
Luego, la luz se apagó.
Umpa abrió sus pequeños ojos marrones y para su sorpresa la carita se había ido y en su lugar había dejado una margarita violeta.
Así, el primate volvió a estar solo, solo con su gato, en la infinidad de ese oscuro bosque, pero esta vez con el color que le brindaba la preciosa flor, la cual le daba ánimos y esperanzas para continuar con su travesía.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Noche estrellada

La noche apareció sobre el pueblo.
Las estrellas iluminaban más que la luz de las casas. De a poco las luces se fueron apagando haciendo que el cielo brille aún más.
Las constelaciones aparecieron, mostrando las diferentes historias que se ilustraban en ellas.
Una estrella fugaz, y un deseo por cumplir.
El cielo muestra su lado más hermoso cuando se oscurece y aparece la luna.
Las estrellas se mueven haciendo una hilera que sigue hasta desaparecer por la montaña.
Todo se vuelve negro. Las estrellas desaparecen dejando solo a las más lejanas decorar el cielo.
Lluvia de estrellas.
Luz que cae como gotas de lluvia alumbrando el cielo por algunos minutos. Las estrellas vuelven.

sábado, 8 de agosto de 2015

"¿Y si no le pongo nombre?"

Caminaba por la rojiza tierra bajo los rayos del sol brillo mientras la leve lluvia intromisión creaba un perfecto arcoíris.
Estaba a punto de entrar cuando la vi pasar caminando. Llevaba puesta su corta falda de siempre y su clásica sonrisa falsedad estampada en el rostro.
No quería saludarla y la chica se percató de ello, por lo que muy a mi pesar, se dirigió hacia donde yo estaba. Ella sabía perfectamente, en su mente audacia, que yo le tenía un extraño amor odio que me impedía acercarme. Cada vez que lo intentaba mis manos comenzaban a sudar y, enmudecido por el miedo verdad que ella me provocaba, sucumbía ante un llanto opacidad, el cual me obligaba a salir huyendo despavorido.
- Hola, Jason - me dijo -. ¿Cómo estás?
- B-bien - tartamudeé.
La chica me miró a los ojos y luego soltó una suave carcajada.
Yo la imité, con una alegría fingimiento demasiado forzada para mi gusto.
Nos quedamos callados, lo cual resultó bastante incómodo, pero por suerte, la que antes fue una tenue llovizna ahora se había convertido en una tormenta perfección.
El agua caía a chaparrones y el viento agitaba las hojas de los árboles frenéticamente. Las alarmas de los autos comenzaron a sonar, lo cual me aseguró lo que tanto temía, lo que se avecinaba: un huracán.
Y se preguntarán: ¿por qué me parecía buena toda esta catástrofe climática? Bueno, ahora, por lo menos, ella tenía una razón para irse… aunque también para quedarse.
- ¡Jason! - gritó mi mamá desde el interior de la casa.- ¡Entra ya mismo!
Observé a la chica por un instante y armado de valor y coraje le pregunté, señalando la puerta:
- ¿Quieres entrar adentro?
Hizo una mueca, tratando de evitar reírse de mí, lo cual le resultaba casi imposible.
- Claro- respondió -, no vaya a ser que entre afuera.
Me quedé anonadado ante su respuesta, ¿me había dicho que sí?
Intenté abrir la puerta con mi fuerza inutilidad, pero estaba trabada por la creciente humedad que azotaba a esta pequeñez ciudad costera.
Mágicamente logre destrabarla y los dos pasamos al interior de mi casa.

lunes, 13 de julio de 2015

Cómo cantar en la ducha

        ¡Hola, amiguito! Hoy les enseñaré algo que parecerá simple, pero es algo que solo las personas inteligentes de entre los más inteligentes pueden hacer, y eso es…**redobles para poner suspenso** ¡Cantar en la ducha! ¿Acaso nunca pensaste cómo hay gente que puede hacer tal hazaña? Pues ahora puedes hacerlo tú mismo, solo necesitas: un baño, una ducha,una voz (de ser posible que esté afinada y con buen sonido), saber hablar o poder emitir algún sonido.
        ¡¿Están listos chicos?! **Si, capitán, estamos listos** ¡Muy bien! Comencemos con lo primero que debes hacer y eso es entrar al baño donde se encuentra la ducha ¿Ya estás ahí? Entonces prosigamos.
        Este paso es opciónal: puedes desnudarte, ponerte un traje de baño o quedarte con la ropa con la que estás en el momento. Ahora gira la canilla para ajustar el agua a la temperatura que prefieras. ¡Hay todo tipo de temperaturas para todo tipo de personas! Tienes caliente, tibia,fría... ¿No es maravilloso?
        Cuando tengas la temperatura que consideres ideal es hora de entrar a la ducha. ¡Pero cuidado! No entres impulsivamente porque te puedes llevar una sorpresa, entra con cuidado, primero introduciendo un pie y luego el otro, recién ahí podrás entrar el resto del cuerpo. Ya está la parte de la ducha, ahora comienza la parte del canto. Prepara tu voz y piensa en la letra de una canción que te apasione, o siempre puedes elegir uno de los clásicos como: "El sapo Pepe", "La gallina turuleca" o "El payaso Plin Plin". Ya hecho esto ha llegado el gran momento, tu momento de brillar, es hora de que comiences a cantar. Mientras haces esto tal vez oigas un vidrio romperse, animales aullando de sufrimiento y personas gritando porque sus oídos comenzaron a sangrar. Pero no importa, porque tú eres feliz.
        ¡Esto es todo amigo! Espero que te haya servido y no volverte a ver nunca. ¡Chau!

domingo, 12 de julio de 2015

Sin salida

      Estaba caminando por la sabana, el sol cegador me calentaba el lomo. De pronto visualicé una manada de ciervos alimentándose. Me acerqué lentamente intentando no hacer ni un simple sonido. Estaba cerca, tanto que ya podía sentir cómo mis filosos dientes atravesaban su cuello. Me preparé para atacar, cuando el ruido ensordecedor de una escopeta alertó a mis presas haciendo que corrieran a toda velocidad, y se escaparan de mi alcance. Enfurecido con quien haya asustado a lo que iba a ser mi alimento, empecé a rugir, pero eso no duró mucho,ya que luego entré en razón dándome cuenta de que ese sonido provenía de un humano.
        Mi pelaje se erizó cuando escuché cómo el ruido que venía de los pastizales se escuchó cada vez más cerca. Corrí lo más rápido que pude; aunque mis patas estuvieran agotadas, seguí. Pero todo fue inútil, había una camioneta frente a mí y, aunque sabía que no iba a servir de nada, luché para tratar de encontrar una salida; pero me tenían rodeado. Uno de sus hombres me atrapó en una jaula.Me llevaron en una de sus camionetas; cuando sacaron la jaula pude vislumbrar una carpa grande con franjas rojas y blancas. en la entrada esperaba un hombre vestido de traje, sombrero de copa y un látigo.

sábado, 11 de julio de 2015

Esperanza

     Él estaba parado frente del espejo con los ojos cerrados. Poco a poco los fue abriendo, y sintió una repulsión con lo que vió en el reflejo: ojos marrones vacíos, sin el brillo e inocencia que un día habían tenido; piel pálida con horribles cicatrices, algunas viejas y otras más recientes; pelo descuidado y enredado. ¿Qué le había sucedido? Se preguntó a sí mismo.
     Recordó cuando era pequeño cómo siempre jugaba en el parque con una alegría de la que hoy en día carecía. Creció,eso es lo que sucedió. Le pasa a todas las personas, algunas lo hacen más jóvenes y otras de más grandes, pero al final todo el mundo lo hace. El problema es que él lo tuvo que hacer demasiado joven.
     Momentos de cómo la vida que tenía su alma se fue desvaneciendo a lo largo de su existencia.      
    Cuando sus padres lo dejaron con un vecino para luego nunca volver, cómo este lo hacía trabajar hasta el cansancio, sus compañeros esperándo en la salida para golpearle, repitiéndole quenunca habrá alguien que lo ame; y el momento que le hizo tomar esta decisión, cuando la única persona más cercana que tuvo,a quien le confió cosas que a nadie había confiado, lo traicionó.
     Era el momento perfecto para hacerlo, se dijo. Su tutor no estaba, pues había salido con una de sus mujeres.
     El silencio dominaba el lugar mientras todo sucedía. Agarró un frasco de pastillas, así sería una muerte rápida y sin dolor, o al menos eso quería creer. Colocó una gran cantidad en su mano cuando las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
     ¿Por qué? ¿Por qué ahora? Luego de todo lo que había pasado ni una sola vez lloró. ¿Por qué, cuando todo estaba a punto de acabar, lloraba? Porque quería vivir, muy profundo en su interior él lo sabía, pero había escogido la opción mas fácil, en lugar de ser fuerte y enfrentarse a toda esa gente que lo menospreció, todos ellos que lo hacían sentir como una mierda; cuando, en verdad, ellos eran mierdas.
     Cuando volvió a la realidad notó que las pastillas habían quedado esparcidas por el suelo. Él... Él quería vivir y lo iba a hacer, pero no lograría la vida que deseaba rodeado con el tipo de gente que vivía en ese lugar. Así que huyó, cogió todas las cosas de importancia e incluso dinero y caminó hacia la estación de tren. Sacó un boleto, escogiendo el que lo llevaría lo más lejos posible de ese lugar.
     Cuando estuvo en su asiento sonrió pensando que siempre hay una esperanza.

sábado, 4 de julio de 2015

La historia de Romeo y Julieta

Al terminar con su perfecto alisado, y luego de aplicar un poco de fijador y difuminar su delineador, Romeo salió de su dormitorio, silencioso y audaz como un gato, para encontrarse con su querida Julieta.
Estaba medio borracho, pero no interesaba, porque a ella le daba igual. Total, se moría de risa al verlo de esa forma.
Cuando Romeo llegó a lo de Julieta, revoleó los stilettos hasta la ventana, provocando un pequeño ruido, que probablemente despertaría a su amada, lo cual quería.
Julieta abrió las ventanas y se puso a putear al hombre de baja estatura por levantarla tan tarde, pero después lo vio y se calló, recordando por qué lo amaba. Se calzó sus alpargatas con diseño cuadrillé blanco y negro y alisó su vestido verde flúo, tratando de parecer casual y presentable.
Bajó lenta y cuidadosamente las escaleras de su balcón, sin hacer ruido.
Al verse los dos parados en el césped, se miraron a los ojos. Negro con avellana, delineador con sombra blanca, piercing en el labio con piercing en la ceja. Y corrieron a abrazarse, aunque a Romeo se le dificultó, por sus ajustados jeans y chaqueta de cuero negros.
Se sacaron una foto.
Julieta la subió a Fotolog con los siguientes tags: amorprojibido, nopodemozperohesrial, hamoremoflogger, flogger4ziempre, segimeyttezigo.
Mientras que Romeo la subió a MySpace, adjuntando un pie que decía lo siguiente: Con la Wazha FloOgger, esha Ez my dEmolitioNn Lovverrz.

Continuará... (algún día)

miércoles, 1 de julio de 2015

Por siempre jóvenes




¿No es hermoso ser y sentirse joven... como que todo está a tu alcance?

Todos esos sueños que siempre soñaste, todas esas pequeñas y grandes cosas que siempre quisiste, las sentís más posibles que nunca. Creés que serás joven para siempre y que el futuro está muy lejos.

Creás sueños, aventuras, sentimientos, y grandes momentos sin parar.

Sos una dinamita, un fuego artificial que no para de destallar colores y buena vibra.

Estás lleno de expectativas y de sueños.

Creés que serás eterno y que tu vida jamás llegará a su fin, te creés dueño del mundo.

Y qué bueno es eso.

Sentirse joven.

Sentir que lo podés contra todo.

Sentir que sos invencible.

Qué bueno es eso.

Sentir que estás vivo.